Hay noches en las que mi cabeza viaja a mil kilómetros por hora, sofocando mi mente con millones de preguntas, muchas de las cuales no soy capaz de pronunciar en voz alta debido al miedo de ser juzgada o simplemente por pura vergüenza. Por supuesto, grandes incógnitas acerca de mi vida sexual inundan mi pensamiento. En situaciones como esta, mi primer impulso sería mandar un mensaje de WhatsApp a mi mejor amiga, puesto que me siento cómoda en el espacio de confianza que brinda su voz y su compañía. Sin embargo, hace unas noches mientras daba vueltas en la cama sin poder dormir, opté por esperar a poder platicar con ella en persona. Fue así como nos reunimos en una cafetería a discutir nuestras inquietudes. ¿Es malo comenzar tu vida sexual entre los 15 y 19 años? Realmente no hay respuesta a esta pregunta, ya que se trata de un asunto inevitable. Dos capuchinos más tarde, llegamos a la conclusión de que la información y disponibilidad de servicios de salud confiables, así como de anticonceptivos pueden ser la diferencia al responder aquella pregunta.
Al investigar en mi teléfono, nos percatamos de que existen 1,494 Servicios Amigables para Adolescentes al interior de México, los cuales ofrecen un paquete básico de salud sexual y reproductiva en donde el personal tiene la responsabilidad de crear un espacio de privacidad y confidencialidad. Además, estos servicios proveen orientación para prevenir embarazos no planeados, así como información sobre los métodos anticonceptivos convenientes para cada adolescente; existe un número telefónico al cual puedes marcar para conocer la ubicación de dichos servicios: 52-63-91-50 Ext.59138.
Por otro lado, en casi todos los sitios web se recomienda consultar a un médico para obtener la mejor orientación. Comprendo que muchos jóvenes estarán en contra en un principio, pero es cierto que solo un experto en el tema puede brindar la información necesaria, solo es cuestión de encontrar a aquel que no te haga desear ser tragado por la tierra.
¿Tienes la confianza de preguntarle a tus padres sobre anticonceptivos?, preguntó mi amiga mientras esperábamos nuestra orden de galletas y nuevos capuchinos. La respuesta llegó a mí de manera inmediata: No, no les tengo confianza.
Debido a la enorme variedad de anticonceptivos, es muy fácil como adolescente sentirse abrumado, sin saber cuál elegir. Investigar por nuestra cuenta acerca de ellos solo empeora la confusión, ya que es demasiada información que asimilar, pues no solo se habla acerca de su modo de empleo, también acerca de sus características físicas o químicas según el tipo. Por si no fuera poco, hay que recordar que la eficacia de cada uno de ellos depende del estilo de vida de la persona que los usa, lo cual convierte a la confusión en un completo caos mental.
Al desenredar la información, con la ayuda de una pluma y el reverso de un mantel, fuimos capaces de detectar algunos de los métodos preferibles durante la adolescencia.
En primer lugar, se encuentran los métodos de barrera, también llamados preservativos, tal como el condón. Considero que no existe adolescente alguno que no haya oído hablar de este famoso anticonceptivo, aquel que aparece en casi todos los relatos, lecciones escolares, y es supuestamente más fácil de adquirir. Gracias a este método, es posible prevenir embarazos no planeados y enfermedades de transmisión sexual a la vez, por lo que, al utilizarlo correctamente, los preservativos se convierten en una gran opción que podrían salvarnos de vivir graves accidentes.
Consecuentemente, los métodos orales como las píldoras anticonceptivas deberían ser consideradas con mayor ímpetu durante esta edad, ya que son prácticas y fáciles de tomar. Sin embargo, el único inconveniente es que deben ser ingeridas sistemáticamente, por lo que, si se olvida tomar la dosis requerida, el anticonceptivo no tendrá la eficacia esperada. Al utilizar este método se requiere de disciplina, compromiso, y buena memoria.
Hubo un dato que nos sorprendió bastante, algo nuevo que nunca habíamos tomado en cuenta: fumar es un factor de riesgo al emplear anticonceptivos. En otras palabras, las fumadoras que toman anticonceptivos hormonales incrementan su riesgo de sufrir un infarto debido a la combinación de sustancias. Por consiguiente, hemos reafirmado la importancia de considerar el estilo de vida de cada persona antes de aventurarse a utilizar un método anticonceptivo, y tristemente, la necesidad de consultar a un médico a pesar de la incomodidad.
En fin, tras un día de platica y debate, aún quedan un millón de dudas por resolver. Entender la sexualidad va mucho más allá de investigaciones en la web y charlas con especialistas, se trata de un viaje de autoconocimiento y desarrollo propio, el cual pocos tenemos la paciencia de experimentar.
Escrito por Paula Rojo